
Etiquetar en braille... un reto cada vez más cerca
Representantes de empresas de alimentación, cosmética, productos químicos o banca participan en un taller sobre la importancia del etiquetado en braille en todos los productos, al alcance de la mano. Con organización de la ONCE y la plataforma tecnológica española de envase y embalaje Packnet, se ha celebrado en Madrid.
Consumidores de pleno derecho deben ser todas las personas, también las que tienen discapacidad visual o son ciegas. Por eso, etiquetar en braille y garantizar el acceso a bienes y servicios sin peligro y con autonomía se hace imprescindible y posible como ya ocurre con los medicamentos.
Precisamente en 2025 cuando se conmemoran los 200 años desde la creación del braille, la Legislación que llega de Bruselas marca el camino de la inclusión y en España ya se anda a la espera de que se pongan los puntos sobre las íes, con la apuesta del etiquetado inclusivo en braille.
La Ley 4/2022 de protección de los consumidores y usuarios frente a situaciones de vulnerabilidad social y económica, fechada el 25 de febrero, supuso, en tal sentido, un antes y un después para las personas con discapacidad que ya esperan, como agua de mayo, el Real Decreto que dicte los reglamentos a aplicar. “No van a entrar todos los productos para etiquetar en braille, sería imposible de todo punto pero sí aquellos que van a tener algún tipo de alimento que provoque alergias e intolerancias, también los cosméticos y/o de cuidado personal y los que tengan sustancias químicas que puedan ser peligrosas”, adelanta Carmen Bayarri, directora del Servicio Bibliográfico de la ONCE, durante la presentación de la ‘jornada colaborativa entre ONCE y Packnet’.
El análisis sobre la brecha digital en el consumo para la persona consumidora vulnerable y los retos a alcanzar fueron argumentados por la directora ejecutiva del CERMI, Pilar Villarino durante su intervención: “Nos enfrentamos también al impacto de las tecnologías que utilizan inteligencia artificial en materia de consumo, que cada vez son mayores, a todos los niveles, desde experiencia de usuario hasta productos..”. La aplicación de la accesibilidad universal se alza como punto fundamental, que ha de darse para que haya un consumo inclusivo y a todos los niveles “para que todas las personas con discapacidad puedan ejercer su derecho de ser personas consumidoras. El etiquetado en braille permite que se pueda hacer algo tan simple como la compra diaria, sabiendo lo que compro, comprando lo que quiero...”, explica Villarino.
De la teoría a la práctica. Además de los testimonios de empresas que ya aplican en su producción, en mayor o menor medida, el etiquetado en braille se llevó a buen término una práctica ‘a ciegas’ entre todos los asistentes. Con antifaz y siguiendo las instrucciones de Marina Rojas, responsable de la Comisión Braille Española, se pusieron en la piel de una persona ciega con la intención de adivinar qué productos contenían unas bolsas, que previamente se les habían entregado... sin ver. “Vais a meter la mano en la bolsa y vais a buscar una caja de cartón (...)”, así les invitaba Marina a adivinar qué producto tenían entre las manos, mientras mantenían los ojos tapados con un antifaz. “Imaginaros que viviéramos en un mundo donde todos los envases, los que utilizamos día a día, estuvieran en blanco sin ningún tipo de información visual ¡Nada! ¿Cómo sería abrir la nevera de casa o entrar en el baño... y que ningún producto (de cosmética, limpieza, etc.) tuviera información? Complicado, ¿verdad? Pues es nuestro día a día, el de las personas ciegas o con discapacidad visual”.
Y es que no hay nada como ponerse en la piel del otro, en este caso de una persona ciega, para hacerse una ligera idea de lo que supone querer tomar un refresco de limón y coger el de piña, o comer unos calamares en vez de unos mejillones, porque las latas o los envases son idénticos y no están etiquetados en braille. Porque, el simple hecho de que haya una palabra en braille facilita que se identifique ese producto y no haya sorpresas.
Confundir una conserva con otra no es una tragedia, claro. Pero sí lo es o puede serlo tomar un producto con gluten, frutos secos u otro componente si eres alérgico o tienes intolerancias. Y qué decir si confundes una botella de agua con otra que contenga un producto peligroso... La tecnología juega a favor, en este punto, con la creciente incorporación de códigos QR a muchos productos, que si bien se pueden leer con aplicaciones de móviles accesibles está claro que no son útiles si no se suma el nombre en braille.
“Comprobad lo importante que es tener ese etiquetado en braille en un producto de cosmética, por ejemplo. Si estoy en la ducha no puedo estar con el teléfono para ver el envase que cojo y más cuando el champú, gel y acondicionador son envases idénticos. Yo no tengo forma de identificarlos. Este es un claro ejemplo, si ponemos una palabra en braille, me está facilitando saber que producto utilizar”, explica Rojas.
Empatía y concienciación. La jornada de buenas prácticas se valora como muy positiva por la información facilitada y la práctica llevada a buen término, con un amplio abanico de productos de todo tipo.
“Estos foros ponen sobre la mesa las necesidades y el estado de la situación; son encuentros de apertura y para compartir... y como todo en la vida, la empatía es lo que nos hace funcionar”, apunta Irati Herrero, de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética.
En cualquier caso, todos coinciden en la necesidad de celebrar estos foros o reuniones, para conocer más y mejor el etiquetado en braille... y ponerse en el lugar del otro. “Me ha abierto un mundo que no conocía, la verdad. Estamos hace tiempo trabajando con ONCE, pero me ha aportado información de otros sectores que no tenía. También nos ha dado ideas para innovar en el futuro innovar y ajustarnos mejor a las necesidades realmente de un target vulnerable”, comenta Elena Ventura, de CaixaBank.
Más de 400 productos con el sello Alcampo se etiquetan en braille. La colaboración con la ONCE viene de lejos, nada menos que 22 años. Estrella Martínez y Olga de la LLave, del área de Packaging en Alcampo dieron testimonio del trabajo que se realiza en los supermercados, así como del valor añadido del etiquetado inclusivo a los sectores de su producción.
Y es que incorporar el braille a todos los productos “es un paso más con el que conseguimos un gran avance en cuanto a la identificación y autonomía de las personas con discapacidad visual, no solamente en el proceso de compra sino también en el consumo diario y cuando ya estás en casa”, afirma De la Llave.
“Vamos por el buen camino, con trabajo y esfuerzo creo que lo conseguiremos todos”, valora Carlos Conejero, de Alcampo. “Me ha parecido muy interesante y creo que hay que avanzar en este tema de la inclusión”, añade.
Un reto para todos. Lidia y Beatriz trabajan en supermercados Día, otra de las grandes superficies. Muy atentas siguen las intervenciones de los ponentes -Ferrán Boadas, responsable de Asesoría Jurídica y Public Affairs en AECOC; Víctor Borrás, director Comercial Iberia en Knauf Industires (...)- y se fijan en las buenas prácticas existentes. La experiencia a ciegas les resulta muy instructiva.
“Me ha parecido muy interesante la jornada, ponerse en el lugar de otros siempre es interesante y te hace entender su día a día; y, además, con esta normativa que tenemos en ciernes creo que es un buen momento para tratar estos temas. Me ha parecido muy interesante toda la visión”, declara Lidia. Le sigue Beatriz, a quien también le ha parecido “muy interesante” aunque ya tenía nociones del etiquetado en braille, apunta. “Me parece muy bien haber hecho el ejercicio con los ojos tapados para saber ‘un poco’ cómo se sienten ellos, en su día a día...".
Etiquetar en braille es un reto para todos. Guillermo Díaz, director de Asuntos Técnicos y Reglamentarios de Adelma, la asociación de fabricantes de detergentes y productos de limpieza y mantenimiento, se refiere al cambio que supone -a nivel industrial- la aplicación del etiquetado en braille en todos los productos... que, en este caso, si cabe aún más, supone mucha seguridad para usuarios y sus familias. “Creemos que es de vital importancia por los riesgos, en temas de alergias alimentarias y demás productos químicos. Tiene mucha importancia poder desarrollar con todos los agentes -desde la parte de la ONCE, la Administración y del resto de industrias- un texto que ayude a todas estas personas con tales necesidades, pero también hay que ver las de todos los agentes”, declara.
Etiquetar en braille productos químicos, con el listado de todos los componentes “son folios y folios; entonces ¿cómo se incorporan todas esas indicaciones en braille?. Esto puede suponer un cambio total de etiquetados y se tiene que llegar a algún tipo de acuerdo. Se han apuntado, en la jornada, todos los sistemas de QR, que son muy importantes y creemos que esto sí podría tener cabida porque ahí puedes poner infinidad de información...”, esboza sin acritud.
Los pasos se están dando, hay camino por recorrer y se hace al andar, claro. La accesibilidad pasa también por el etiquetado inclusivo, en braille. Porque es necesario, más sencillo de lo que parece ‘a simple vista’ y no lleva un sobrecoste tan grande como se pudiera imaginar. Y con la incorporación de códigos QR, que se sumen al identificar los puntitos en braille, son imprescindibles para las personas ciegas.
“Es necesario tener esa palabra en braille para conseguir la inmediatez y esa seguridad y sobre todo poder hacer esa compra o poder consumir de forma independiente, en cualquier despensa de nuestra casa. En el código QR irá mucha información complementaria, absolutamente necesaria para conocer fechas de caducidad del producto, los componentes, alérgenos, intolerancias, etc., por eso se plantea la palabra con el nombre en braille. Y el código QR debería tener una señal para que la persona ciega lo localice de forma táctil y sepa donde enfocar el teléfono móvil para poder leer los componentes y características del producto”, concluye Imelda Fernández, vicepresidenta de Servicios Sociales, Participación y Plan Oncerca del Consejo General de la ONCE.
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