Contigo Somos Once

Míriam Alcalde Cazorla escribe en el portátil con la línea braille

Míriam Alcalde: "Para escribir el cuento premiado me inspiré en mí misma"

'Nero, el unicornio que nació ciego' es su relato ganador en el concurso Prometeo 2025 de la ONCE

Pizpireta, soñadora, curiosa… los unicornios le dan juego para recrear su propia historia. Con Nero, criatura mitológica, representa la fantasía de una niña de 9 años pero tan real como ella o el entorno cambiante y vibrante que le rodea. Y es que Míriam Alcalde Cazorla irradia luz desde que vino al mundo aunque sus ojos están ciegos. 

“Hola jurado experto de cuentos de la ONCE. Soy Miriam, tengo 9 años y esta es mi historia…”. Es su arranque directo al corazón, la aventura no ha hecho más que empezar. La jovencísima autora maña, natural de Zaragoza, entra en situación con el nacimiento de un unicornio ciego. Y contextualiza el desarrollo del relato premiado en una imaginaria ciudad con piscinas arcoíris, escuelas de unicornios, nubes de entrenamiento… y en una sucesión de un sinfín de personajes o unicornios, que parecen sumar once, de curiosos nombres: Twilight, Mochi, Rarity, Nero, Venus, Suave“Son todos fantásticos y hay algunos que vuelan y tiene mucho brilli-brilli”, asegura muy contenta. 

Conoce todos los libros, series y películas, habidas y por haber, relacionadas con el mundo del ser mitológico de un único cuerno en la frente. “Sí, y tienen poderes; además hay unos libros muy conocidos de una serie que se llama Unicornia, que va de unicornios”, dice con obviedad. Son textos que ha leído o, mejor dicho, se los han leído ya que no los tiene transcritos al sistema de lectoescritura utilizado por las personas ciegas. “Solo tengo en braille el título porque lo escribí yo con la Perkins”, apunta, en referencia a la veterana máquina para escritura en braille. 

A buen seguro, esas y otras historias han ido sembrando su imaginación, más allá de su realidad palpable, y ha echado de menos un personaje ciego como el que ha creado, Nero, para sentirse identificada y repartir gratitud a tantas personas que suman en su trayectoria vital. “Mi mamá me contó lo del concurso y pensé… me inspiro en la ONCE y lo cuento”.

Ya está acabando cuarto de Primaria y no se le da mal ninguna de las asignaturas. “Saqué sobresaliente en Inglés, en Mates un poquito menos y Lengua se me da bastante bien. Suelo sacar buenas notas”, declara durante el transcurso de la conversación con los duendes del ruido vía telefónica.  Nos cuenta feliz que en su cole, en Morata de Jalón (Zaragoza), practicaron goalball en predeporte, el año pasado. Y que ella es la única alumna ciega del centro, “el resto de mis amigos sí que ven y juegan al básquet y fútbol, que yo no sé hacer muy bien”, comenta. 

Música y deporte forman parte de sus asignaturas extraescolares. Acaba de volver de Barcelona donde ha participado (el 23 de mayo) en el encuentro Música a les Mans, celebrado en la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Flauta en mano ha interpretado Greensleeves (mangas verdes), canción tradicional inglesa del Renacimiento. Y en abril, en Segovia, brilló en las pruebas de lanzamiento de peso, velocidad y carrera de 1000 metros del Campeonato de Atletismo de la ONCE. Vamos, que todo lo que toca y se propone lo consigue. 

Desde bebé, con tres meses, está afiliada a la organización de ciegos. Le encanta ir a los campamentos de verano de la ONCE. “Con seis añitos se fue sola de campamento a Santander porque su hermana no quería pasar tantas horas en el autobús”, interviene  Gemma Cazorla, madre de Piedad y Miri, diminutivo familiar cuando se dirige a nuestra pequeña protagonista.

Las hermanas se llevan dos años de diferencia, Míriam es la menor y habla por los codos. “Es una niña muy despierta, muy viva, muy curiosa. Si su hermana se apunta al patinaje, ella también, y en dos días ya sabía patinar; para saltar a la comba, lo mismo… tiene mucho esfuerzo de superación. Es una maquinita, refiere con inmenso cariño hacia sus dos hijas. 

Echando la vista atrás, se rememora el tiempo pasado… ¡Cómo crecen y reclaman su propio espacio! Gemma refiere aquellos primeros años de Míriam, con atención temprana y estimulación visual -incluso en el propio domicilio familiar- por profesionales de la ONCE. Todo para conservar un pequeño resto visual, que terminó por desaparecer tras aquel verano que dio paso al inicio de la Educación Infantil. 

Aprender braille desde la infancia le abriría las páginas del conocimiento con las yemas de los dedos. Tenía tres años. “Me enseñaron con unas cositas que tenían unos agujeritos y ponía una especie de pegatinas como puntitas braille, redonditas, y parecían los puntos del braille y me iban enseñando con esas plantillitas”, utiliza así el diminutivo, en su argumentación sobre el recuerdo del primer contacto y aprendizaje de este sistema de lectoescritura. En la actualidad, domina a la perfección el braille en todas sus vertientes, claro, también mediante los programas informáticos como el  Jaws. Y profesoras de apoyo de la ONCE, como Cristina, continúan su trabajo educativo y de seguimiento.

El futuro está por llegar. Se escribe a diario. Tiene el poso del pasado. Nero, el unicornio que nació ciego, nos da pistas de ciertas emociones, contactos y sueños… reales o imaginados. A fin de cuentas, lo podéis descubrir a través de la pluma de Miri, “en el cuento inspirado en mi historia aunque luego le di mi vuelta... de unicornio”, concluye.

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Genoveva Benito
Periodista