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Como instructora de perro guía, a lo largo de mi carrera tengo muchísimas historias que contar sobre cómo es encontrar la pareja perfecta de usuario - perro guía. Sin embargo, una de las historias que se me quedarán grabadas siempre será la de Alberto. Cuando recuerdo cómo empezó todo me vienen muchísimas cosas que hemos tenido que estudiar e innovar, todo lo que nos hemos ido encontrando a lo largo del camino... y no puedo dejar de sonreír. El caso de Alberto es bastante especial, primero por su situación y por las causas, pues, si lo piensas bien, es algo que nos puede pasar a cualquiera. Alberto es un chico que por la explosión de una granada de la Guerra Civil perdió sus manos, parte de los brazos y la vista. Pronto empezó a recibir atención por parte de la ONCE, pero llegó un momento en el que necesitaba algo más, quería tener una mayor autonomía, y ese fue el motivo que le llevó a hacer los trámites para solicitar un perro guía.

¿Qué cómo empezó mi contacto con Alberto? Pues esto es un proyecto lleno de innovaciones, pero lo primero de todo fue Xabat. Xabat era un perro de la Fundación ONCE del Perro Guía que ya había finalizado su entrenamiento y estaba listo para ser los ojos de una persona ciega. Pero era especial: desde que comenzó su entrenamiento noté que era un perro con unas sensibilidades y unas cualidades muy específicas, y pensé que podría ser muy apropiado para alguien que tuviera unas necesidades añadidas a la discapacidad visual.

Por casualidades del destino, en la lista de espera estaba Alberto. A medida que conocía sus características, vi que Xabat podía ser su compañero ideal. Para que sean compatibles, tiene que haber muchos factores... emparejar a un usuario con un perro guía no es una tarea sencilla, puesto que buscas la perfecta compatibilidad y tienes en cuenta muchos aspectos: el estilo de vida, el paso, la velocidad, el equilibrio... toda una serie de características que nosotros siempre debemos tener en cuenta para que la unidad usuario-perro guía pueda finalizar la graduación con éxito. 

Yo siempre digo que somos como una agencia matrimonial, buscamos que sean muy compatibles para que puedan cuajar... Y, sobre todo, que se produzca esa simbiosis que se suele ver a los pocos meses entre usuario y perro guía, al fin y al cabo, un vínculo de confianza, que sean uno. Eso es uno de los primeros pasos, buscar esa unión. 

Después, empecé a informarme sobre la situación de Alberto y cómo podía empezar a trabajar con él. En ese momento, estábamos justo finalizando la pandemia y eso dificultó un poco las cosas porque, claro, las personas más vulnerables fueron las más aisladas durante la pandemia por seguridad a nivel de salud, así que pedí hablar con la dirección para ponerme en contacto con él para saber cuál era su autonomía y su situación... Fue una llamada de teléfono emocionante, le veía con mucha motivación y mucho entusiasmo.

Pero bueno... no fue un camino de rosas, la verdad sea dicha. Empezaron las dificultades, no solo por la situación general, sino por los recursos que teníamos y cómo habíamos trabajado hasta ahora. Por ejemplo, Alberto tenía una prótesis que no le servía porque había adelgazado diez kilos por una operación. Fue todo un camino de obstáculos, pero obstáculos que fuimos superando. Nos lo planteamos como un reto y siempre fuimos encontrando caminos, más cortos o largos, pero siempre salíamos adelante. 

Echo la vista atrás y, gracias a Alberto y Xabat, empezamos a innovar en todos los aspectos, desde sus prótesis, para adaptarlas a las necesidades para ir con un perro guía, hasta todo el material de la escuela que hubo que adaptarlo. Pero eso nos vino bien porque nos impulsó a abrir nuevos campos de materiales y de arneses para llegar a más personas que pudieran tener cualquier tipo de necesidad específica. Además, otra cosa que tuvimos que adaptar fue el planteamiento del curso, que se hizo personalizado y en dos etapas, con una dilatación del tiempo mucho más amplia a lo que veníamos realizando hasta ahora, pero fue una gran decisión.

No puedo dejar de dar gracias a toda la gente que nos ha apoyado, porque esto ha sido un trabajo de equipo. Se puede decir que he sido la persona que ha dado ese paso, pero he tenido mucha gente a mi alrededor. Compañeros de la profesión; un sastre específico para que el arnés de Xabat se adaptara a las necesidades de Alberto; dos empresas de fabricación de 3D... Ha sido un proceso muy intenso, pero, entre todos, hemos hecho un gran equipo, y creo que es lo importante. Sobre todo, gracias al apoyo de la ONCE y de la Fundación ONCE del Perro Guía. El dinero que hay que invertir en una persona con unas necesidades únicas es muchísimo, pero, cuando damos el paso, abrimos muchas puertas y muchas ventanas.

Nunca nos habíamos planteado algo así, esto empezó con la realidad de Alberto... y ahora, por desgracia, estamos viendo muchos casos en Ucrania. Lo tenemos cerca, y ahora mismo ya tenemos muchas personas que han perdido extremidades y la vista. Pero gracias a todo el proyecto y la labor de investigación que hemos hecho con Alberto, podemos atender a quien lo necesite, con nuestras pequeñas aportaciones.

Ahora vuelo a Canadá, a dar a conocer este proyecto en un seminario de instructores de perros guía en todo el mundo y estoy muy ilusionada de poder mostrar el vídeo que hemos realizado para que la gente vea el trabajo que hay detrás, para que nos puedan dar aportaciones, porque siempre buscamos innovaciones. Constantemente buscamos nuevas ideas que nos puedan aportar y que nosotros podamos aportarles a ellos, pero, sobre todo, buscamos poder dar una nueva vida para toda esa gente que lo pueda necesitar.

Llevo más de 30 años graduando unidades de usuarios y perros guía, pero el trabajo con Alberto ha sido especial, una realidad en la que había tanto duelo, tanto dolor detrás de una tragedia, algo que nos puede pasar a cualquiera.  El perro ha hecho una labor espectacular de cerrar ese duelo y de abrir nuevas oportunidades y puertas en su vida y en la de su familia. Y es que tienen una autonomía increíble... se recorren todo Teruel, no tiene límite. Y Teruel, que no es fácil.

Así que, para mí, esa ha sido la satisfacción más grande de todas. Ver a Alberto sonreír y a Xabat disfrutar en su nueva vida caminando juntos.

Elisenda Stewart, 
Instructora de la Fundación ONCE del Perro Guía

Categorias: Accesibilidad Perros guía Autonomía Perro Guía
Y sí, Luke es un regalado. Un perro precioso, por un lado; y un perro con un comportamiento social envidiable, por otro. Pero Luke también es un guía excepcional. De ahí lo que comentaba al principio, que parece que, de repente, me he sacado el carné de conducir.
 
La marcha con perro guía es totalmente distinta a ir con bastón. Pasas de vivir en una continua carrera de obstáculos a vivir en un continuo eslalon, con un perro capaz de esquivar todo lo que nos encontramos en las calles justo a tiempo. Un guía que impresiona a propios y extraños, conocidos y desconocidos, pero que, sobre todo, no deja de impresionar al usuario, quien día a día ve cómo las correcciones y enseñanzas van teniendo efecto y evitanto algunos vicios perrunos.
 
Durante estos meses nos hemos ido de viaje, a cubrir eventos por trabajo o a actos de todo tipo. En todos ellos, Luke ha tenido un comportamiento, tanto social como de trabajo, del que solo se pueden decir maravillas. Además, está consiguiendo que yo vaya aún más rápido -si es que era posible-, a la vez que me agiliza cuestiones que antes con el bastón eran más complicadas, como encontrar puertas de acceso a comercios, deambular por lugares muy frecuentados pero muy similares, encontrar papeleras, cruces o escaleras en lugares desconocidos.
 
Por supuesto, tener perro guía tiene cosas que, si bien no son malas, te recuerdan que tu perro es un animal y que, como tal, tiene necesidades de animal. ¿Humanizan al perro, podríamos decir? Bueno, el perro te recuerda que es animal cuando intenta comer cualquier cosa en la calle (alguno de sus vicios) y luego está malo del estómago; cuando tienes que ir al veterinario o a comprarle comida; y también cuando tienes que levantarte muy temprano para sacarle o darle de comer. Al final, es un compañero de vida tanto para lo bueno como para lo malo.
 
Un profesor que tuve en la universidad decía que todo español es, por definición, buen seleccionador de fútbol y excelente periodista. Añado yo que todo español debe considerarse a sí mismo un entrenador de perro guía sublime. Y claro, evidentemente no es así. Seguro que sabe menos que el usuario del perro que, además, ha recibido una formación con el animal y tiene un seguimiento relativamente continuo. Con esto me refiero a toda esa gente que, un día malo que tiene el perro, y al principio son cuatro de cada siete -más o menos-, decide explicarte “que tu perro es muy vago” o que, a su juicio, “tu perro está mal entrenado”.  Y sí, por supuesto que el principio es complicado. Por supuesto que, al principio, hay cosas del perro que no entiendes, que te agobian. Pero la marcha con el perro en los días malos es un compendio de errores de ambos. 
 
Al final de estos seis meses quedan las cosas buenas. Y son muchas. Al final queda toda esa gente buena que te trae un cuenco con agua en un restaurante; que te pregunta sobre el proceso de guía y entrenamiento de los perros guía; o te pide permiso para tocarle (y a la que agradecemos muy poco); y conviene olvidar e ignorar a todos aquellos que te llaman maltratador o que se erigen como agentes urbanos del Seprona, pugnando por resolver todas las injusticias sociales desde su smartphone con cámara y con una cuenta de Twitter convenientemente engrasada.
 
Gracias por permitirme mostrar aquí mi realidad con Luke, por financiar desde la ONCE su educación y por haber considerado que era alguien digno de tener un perro guía. Y gracias, claro, a Luke, mi “negrota”. Porque estos seis meses serán el inicio de años y años juntos, recorriendo calles y rincones diversos.
 
¡Feliz día del perro guía a todos esos compañeros peludos, empezando por el mío!
 
Salvador Doménech Miguel
 
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En las últimas semanas se ha vivido cierto revuelo en la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG); el 24 de septiembre, con la presencia de S.M. la Reina Doña Sofía, se conmemoraba su 25 Aniversario.  A lo largo de estos años los perros guía de la ONCE se han convertido en una compañía insustituible para las personas ciegas y se han ganado el derecho a ser considerados como un miembro más de la sociedad, un vecino más en las calles de plazas y pueblos de España.

En 1999, la propia Reina Sofía inauguraba la Escuela. La imagen de la Reina elevando con ternura un cachorro en sus brazos dio la vuelta a España y al mundo, hablando de una Organización española que aspiraba a crear una escuela al nivel de los centros de formación de perros guía británicos y norteamericanos.

Transcurridos estos 25 años, el objetivo se ha cumplido, como apuntaba el presidente de la ONCE Miguel Carballeda en este acto conmemorativo: "tenemos la mejor escuela de perros guía del mundo, con los mejores trabajadores y especialistas del mundo en la materia y que permite que hayamos entregado más de 2.500 perros extraordinarios en estos 25 años, y más de 1.000 estén trabajando actualmente por toda la geografía".

Un resumen rotundo y cabal que resonó en un acto pensado para homenajear a más de 3.000 familias cuidadoras de perros. Muchas de ellas estuvieron presentes ese día  y compartieron la emoción de formar parte del trayecto que recorre un can antes de conseguir el carné de perro guía oficial, icono conocido y reconocido por todos.

Una labor que requiere mucho tiempo, cariño y esfuerzo imprescindibles para la formación de un perro guía; con mucha, demasiada emoción vivida, cuando estas familias adoptan un perro de apenas dos meses, sabiendo que lo dejaran de nuevo en la Escuela al cumplir un año, para pasar a manos de los profesionales que inician su instrucción. 

Como la ejemplar familia de Teresa, presente en el acto, con un sorprendente récord de adopciones - 20 cachorros, un perro jubilado y una perra reproductora - a quien la Reina Sofía felicitó personalmente, y entregó un diploma de reconocimiento a título personal por su trayectoria, haciendo extensivo el agradecimiento de la FOPG a todas las familias educadoras.  

Teresa, su marido Iván y sus dos hijas Sofía y Elena acudieron con sus dos cachorros adoptados: Sari -que devolvían a la escuela para su instrucción- y  Ofix, de 56 días, que iniciaba con ellos su etapa de socialización.  La Reina no pudo resistirse, cogió tiernamente a Ofix en sus brazos y lo estrechó contra su cuello. Una preciosa foto que simboliza el esfuerzo de muchas familias y muchos profesionales que, con su entrega, logran que los perros guía se conviertan en la mejor solución de autonomía personal y seguridad de una persona ciega.

Una alegría compartida con Doña Sofía, que repartió simpatía y cariño por igual, al público asistente y a los numerosos perros presentes en el acto.

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Casi todo el mundo tiene en su retina la imagen de un perro guía acompañando a una persona ciega, trabajando para mejorar la autonomía personal, la seguridad y la capacidad de movimientos de su amo. Pocos sin embargo se preguntan qué ocurre cuando estos animales concluyen su “vida laboral”, que suele ser cuando superan los diez años. Se han ganado una buena jubilación pero, en ocasiones, las personas ciegas –que suelen optar por otro perro- no pueden quedárselo por no contar con espacio para uno o varios perros, por vivir solos o por cualquier otro motivo.

Vuelven entonces a la Escuela del Perro Guía de la ONCE, a la residencia para perros jubilados, donde se abre la opción de la adopción. En muchas ocasiones, son las familias que los han criado como cachorros quienes se ofrecen, pero en otras muchas, surgen iniciativas curiosas que deben ser conocidas.

Cuca es una labradora de pelaje claro que hace ya casi dos años convive con personas mayores en la residencia San Blas de Fabero, en León. Después de trabajar como guía de una persona ciega, esta perra se ha ganado su derecho al descanso pero, no a un descanso más. Cuca es la alegría de esta residencia leonesa, que ha encontrado en la perra una iniciativa de gran interés: convive con trece personas mayores y se ha convertido en el centro de la casa.

Para ella son las caricias y los cariños de todos pero, ella, una perra muy educada y acostumbrada a estar rodeada de personas, da mucho a cambio: compañía, entretenimiento, y un “especial sentimiento con todos”, a juzgar por lo que dice María José Tejera, gerente del centro e impulsora de la idea. “Teníamos claro que esto sólo lo podíamos hacer con un perro muy especial, pero no como una terapia, sino sinténdola como uno más de la familia. Y creemos que se ha conseguido a juzgar por su comportamiento: cuando alguien se aisla en su habitación se acerca a buscarlo”, ha contado en una entrevista al Diario de León.

Los mayores han encontrado en Cuca una actividad más en su día a día. Aseguran los técnicos de la residencia que ha crecido su sentimiento de sentirse acompañados; que aquellos a quienes no apetecía salir, ahora lo hacen. Y hasta han cambiado los roles: mientras antes las personas mayores eran el objetivo de los cuidados, ahora también son ellas quienes se ocupan de cuidarla, peinarla, darle de comer, sacarla a pasear.... Y todo ello ha supuesto mejoras en el bienestar físico de estas personas (pasean con la perra); en la motricidad fina (la peinan o la acarician); e incluso en las aptitudes cognitivas (recuerdan que hay que darla comida o sacarla).

¡Toda una experiencia en torno a nuestra gran protagonista: Cuca, una perra jubilada de la ONCE!

Hay muchos perros guía jubilados iguales esperando que tú seas parte de su nueva etapa de vida.  ¡Anímate, te espera en la FOPG!

Cuca en la residencia San Blas de Fabero (León) – Un repor de CyL TV

 

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Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.

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