La Fundación ONCE Baja Visión impulsa ayudas a la investigación, recorrerá toda España y pone en marcha servicios pioneros
Con 200.000 euros para proyectos científicos, una gira nacional y servicios como la Biblioteca Digital accesible, la Fundación se estrena con vocación de innovación, cercanía y transformación social
La Fundación ONCE para la Baja Visión (FOBV) ha iniciado su actividad pública con una combinación de ambición y compromiso social. “Nuestra prioridad es mejorar la vida de quienes conviven con baja visión, prevenir nuevas pérdidas y garantizar que nadie renuncie a su autonomía”, afirma su gerente Adonay Viera. Para ello, anuncia la puesta en marcha unas ayudas a la investigación dotadas con 200.000 euros, enfocadas en la prevención de patologías visuales, muchas de ellas de carácter degenerativo.
              
              
La Fundación no quiere permanecer únicamente en los laboratorios ni en los despachos. Por eso ha iniciado una gira por todas las comunidades autónomas para presentarse ante la ciudadanía, instituciones sanitarias, universidades y entidades sociales. “Nacemos gracias al apoyo de la sociedad, de quienes confían cada día en nuestra lotería social, segura y responsable. Era justo devolver esa confianza acercándonos y dando la cara”, explica Viera.
Las presentaciones incluyen la explicación del proyecto, experiencias reales de personas con baja visión, mesas redondas con profesionales especializados y adelantos de iniciativas innovadoras. “Queremos que se entienda que la baja visión no es únicamente ver menos. Es vivir de otra manera y la sociedad puede hacer mucho para que esa vida siga siendo plena”, comenta.
Lectura, tecnología y acompañamiento
Uno de los anuncios más celebrados es el acceso ampliado a la Biblioteca Digital ONCE (BDO), que cuenta ya con más de 85.000 títulos accesibles, especialmente en formato audiolibro. “El acceso a la lectura es una de las demandas más repetidas por quienes pierden visión. Leer es cultura, es emoción, es refugio. Nadie debería perderlo por una discapacidad”, recuerda Viera.
              
              
Además, la Fundación está desplegando una red estatal de centros colaboradores especializados en baja visión. No se trata solo de disponer de lupas, filtros o ayudas ópticas, sino de aprender a usarlas correctamente. “Muchas personas invierten en una ayuda visual y luego no saben integrarla en su día a día. Nosotros queremos evitar que acabe en un cajón”, señala. Los centros serán auditados, recibirán acreditación de la Fundación y ofrecerán condiciones económicas especiales para personas beneficiarias.
La Fundación trabaja, además, en programas de acompañamiento emocional, orientación familiar y herramientas tecnológicas que permitan a las personas con baja visión seguir estudiando, trabajando o disfrutando del ocio en igualdad de oportunidades.
“Este es solo el inicio de un camino compartido”, concluye Adonay Viera. Con ayudas a la investigación, presencia en todo el territorio, lectura accesible, innovación tecnológica y una red de apoyos que crece día a día, la Fundación ONCE Baja Visión comienza su camino mirando directamente al futuro.