Foto panorámica del escenario de la jornada
Foto panorámica del escenario de la jornada

Cuando ir al cole pesa demasiado: Uno de cada cuatro jóvenes con discapacidad deja la escuela sin terminar secundaria

Según el reciente informe elaborado y presentado por Fundación ONCE , la tasa es casi 6 puntos superior a la de abandono escolar temprano de estudiantes sin discapacidad, que se sitúa en el 13,7%

La tasa de abandono educativo temprano en los jóvenes con discapacidad se sitúa en España en el 19,9% para todo tipo de formación y se eleva al 25,1% si se analiza únicamente la renuncia a estudios oficiales o reglados. Así lo indica un informe elaborado por Fundación ONCE entre jóvenes con discapacidad de entre 18 y 24 años, que señala que este abandono sigue siendo superior en casi seis puntos al registrado entre la juventud sin discapacidad.

Volver al cole, como al trabajo tras las vacaciones, es algo que, de entrada, no suele apetecer, pero a lo que normalmente uno se acostumbra, sobre todo si siente que forma parte de un grupo y se encuentra a gusto entre sus compañeros, algo que desgraciadamente no pueden decir todos los chavales con discapacidad, para los que, a veces, ir a la escuela pesa demasiado. 

Para analizar esta situación y cuantificar el problema, Fundación ONCE ha celebrado recientemente la jornada ‘Infancia con discapacidad, bienestar emocional y abandono escolar temprano’, donde se ha dado a conocer un estudio que indica que uno de cada cuatro chavales con discapacidad deja la escuela sin terminar Secundaria. 

 

Titulado ‘Diagnóstico sobre abandono educativo temprano de estudiantes con discapacidad’, el trabajo está impulsado por Fundación ONCE y desarrollado por KSNET y se presentó el pasado 9 de septiembre en Madrid, en un acto que contó con la participación del secretario de Estado de Educación, Abelardo de la Rosa, y del director general de Fundación ONCE, José Luis Martínez Donoso. Apunta que la tasa de abandono educativo temprano en los jóvenes con discapacidad se sitúa en España en el 19,9% para todo tipo de formación y se eleva al 25,1% si se analiza únicamente la renuncia a estudios oficiales o reglados.  

Intervención del secretario de estado El estudio, elaborado entre jóvenes con discapacidad de entre 18 y 24 años, señala que este abandono sigue siendo superior en casi seis puntos al registrado entre la juventud sin discapacidad y obedece a “una interacción compleja entre barreras pedagógicas, estructurales, sociales y emocionales”, que, por tanto, hay que abordar desde distintos frentes, como apuntó en la jornada el secretario de Estado de Educación, Abelardo de la Rosa.

En la misma línea se pronunció José Luis Martínez Donoso, director general de Fundación ONCE, quien habló de la experiencia de la entidad en el apoyo a estudiantes universitarios con discapacidad y se refirió, desde esta perspectiva, a la necesidad de empezar a trabajar antes con los escolares y de hacerlo también desde distintos ámbitos, ya que se ha comprobado que en algunas ocasiones parte de los problemas de los alumnos vienen de la situación de pobreza en la que viven.

Principales conclusiones del estudio

Tal y como se explicó en la presentación, el informe pretende identificar los factores asociados al abandono escolar temprano de los adolescentes con discapacidad para proponer estrategias de respuesta que lo mitiguen. Se elaboró en 2024 con una metodología mixta que incluyó una encuesta a 423 jóvenes con discapacidad de toda España, revisión documental y grupos de discusión. 

El informe concluye que el abandono escolar temprano es el resultado de “una interacción compleja entre barreras pedagógicas, estructurales, sociales y emocionales” y que, además, ocurre como consecuencia de trayectorias de exclusión progresivas

Entre estas barreras figuran la percepción por parte de los mismos chavales de bajo rendimiento académico (24,7%), malestar en el centro educativo (19,5%), acoso escolar (10,4%), problemas de salud y terapias asociadas a la discapacidad (18,2%), falta de opciones formativas alineadas con sus intereses (15,6%) y llama la atención las diferencias de género e interseccionalidad (las mujeres con discapacidad expresan mayores niveles de desmotivación y violencia escolar, mientras que los hombres manifiestan más dificultades de integración).   

En cuanto a las “trayectorias de exclusión progresiva”, el trabajo señala que se trata de procesos en los que se acumulan obstáculos que debilitan el vínculo con el sistema educativo. Algunos de estos obstáculos son el sentimiento de soledad en el recreo que experimenta el 31% de los encuestados; el sufrimiento de maltrato escolar referido por el 20,9%, o el no poder seguir el ritmo de las clases, que expresa el 59%. 

Sobre el problema que representa el recreo en muchas ocasiones se pronunció Román Martínez, director ejecutivo de Educación de la ONCE, entidad que ha firmado convenios con las comunidades autónomas para abordar la formación de las personas ciegas y con discapacidad visual desde que entran en la escuela y que cuenta con planes individualizados de atención que implican a chavales, profesorado y familias. Martínez pone el foco en el diseño actual de los patios y en la concepción del recreo.

Y si el patio es un foco de atención importante para mejorar la estancia de los niños y jóvenes con discapacidad en la escuela, no lo es menos el profesorado, que muchas veces no sabe cómo abordar las clases con el alumnado con discapacidad. A este respecto, Ignacio Ortega, estudiante y deportista con discapacidad, cuenta cómo a veces algo tan sencillo como hablar con el propio alumno resuelve muchos problemas.

El estudio afirma que el modelo educativo se basa todavía en estructuras y metodologías poco flexibles, que no recogen adecuadamente la diversidad de ritmos, estilos de aprendizaje y necesidades de apoyo.  Además, añade que el acceso físico a los centros, la falta de transporte adaptado y la ausencia de técnicos de apoyo desde el inicio del curso, especialmente en el caso del alumnado con discapacidad física u orgánica, es una realidad. Asimismo, indica que si se pone el foco en los jóvenes con discapacidad sensorial, se percibe escasez de opciones laborales adaptadas adecuadamente a sus capacidades, lo que debilita su motivación para continuar estudiando.

Pese a las barreras enumeradas, el trabajo también identifica factores de protección relevantes que contribuyen a sostener las trayectorias educativas como los siguientes: apoyo familiar y comunitario, que se confirma como un “pilar clave” en el día a día, ya que ofrece respaldo emocional y ayuda práctica en la ejecución de tareas; recursos complementarios de las asociaciones, e información clara, accesible y temprana sobre opciones formativas, recursos de apoyo y ayudas disponibles. 

Recomendaciones

Finalmente, el informe concluye con una serie de recomendaciones dirigidas a disminuir el abandono escolar temprano por parte de la población con discapacidad, que divide en cuatro apartados: políticas de inclusión educativa, refuerzo de los apoyos pedagógicos y humanos, mejora de la transición educativa y del acceso al mercado laboral y respuestas a la diversidad de perfiles y necesidades. 

En cuanto a las políticas de inclusión educativa, habla de medidas como adoptar el Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) para eliminar barreras en el acceso y participación. Respecto al refuerzo de las ayudas pedagógicas y humanas, el estudio aboga por garantizar que los técnicos de apoyo estén disponibles desde el inicio del curso y por invertir en tecnologías educativas accesibles.

Además, para mejorar la transición educativa y el acceso al mercado laboral, se inclina por ampliar la oferta de itinerarios flexibles y formaciones duales adaptadas, así como por desarrollar programas de mentoría y ayuda entre pares. Por último, y con el ánimo de responder a la diversidad de perfiles y necesidades, sugiere incorporar una perspectiva de género e interseccional que atienda las experiencias diferenciadas de mujeres, hombres y otros colectivos, y diseñar estrategias ajustadas según tipos de discapacidad. 

#MeQuedoCOntigo’, una campaña para frenar el abandono escolar en jóvenes con discapacidad

El acto de presentación del informe sirvió también para dar a conocer “#MeQuedoCOntigo”, una campaña de sensibilización destinada a visibilizar y combatir el abandono escolar en estudiantes con discapacidad, un problema real y urgente que impacta en miles de familias y centros educativos de España.

La iniciativa se apoya en testimonios cercanos y sinceros de tres perfiles con gran alcance social y compromiso con la educación inclusiva: Lucía Machota (madre e influencer), David Calle (docente y divulgador) y Andrea Pérez (creadora de contenido y estudiante). A través de tres piezas audiovisuales, cada uno de ellos transmite un mensaje de apoyo, compromiso y comunidad desde su experiencia como madre, profesor o alumna.

COnectar, COnstruir, COmpartir o COcrear, mensajes para inspirar a madres, docentes y estudiantes a quedarse y seguir aprendiendo juntos, apoyándose mutuamente y derribando barreras y a formar parte de una red contra el abandono escolar temprano de estudiantes con discapacidad.


 

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