Últimos días para visitar ‘200 años de la invención del braille. Seis puntos que abrieron un camino de posibilidades’
La exposición del Museo Tiflológico de la ONCE donde se pueden ver los primeros sistemas de lectoescritura para personas ciegas y su evolución
Hasta el próximo 10 de enero de 2026, puede visitarse en el Museo Tiflológico de la ONCE la exposición ‘200 años de la invención del braille. Seis puntos que abrieron un camino de posibilidades’, en calle La Coruña, 18 (Madrid), en horario de martes a viernes, de 10:00 a 15:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas; sábados, de 10:00 a 14:00 horas; cerrado domingos y festivos nacionales, de la Comunidad de Madrid y de Madrid capital.
La exposición muestra piezas históricas pertenecientes a los fondos del Museo Tiflológico, para situar al visitante en el contexto en el que empezaron a desarrollarse los primeros sistemas de lectoescritura para personas ciegas, haciendo especial hincapié en la figura de Luis Braille y el origen de su sistema de puntos táctiles; dando a conocer la importancia del braille y la evolución experimentada en estos 200 años.
Entre las piezas más singulares que pueden verse se encuentran libros de caracteres visuales en relieve, como el ‘Manual de Aritmética’ de Pedro Llorens; el primer volumen de ‘El ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha’, transcrito al sistema braille por Francisco Just; o diversos modelos de máquinas de escritura braille como la máquina Picht, la máquina Stainsby-Wayne, la máquina Erika-Picht o la máquina IBRA.
La muestra se centra en cinco escenarios:
♦ La figura de Luis Braille (1809-1852).
♦ Sistemas diferentes al Braille, que muestra métodos como el desarrollado por Valentin Haüy (1745-1822), quien diseñó un sistema que permitía a las personas ciegas la lectura de los caracteres visuales, procedentes del alfabeto latino, mediante su impresión en altorrelieve de trazo continuo. O el Aparato Klein, una caja en cuyo interior se dispone una pauta formada por una base de fieltro y una rejilla, para colocar los tipos de plomo que permiten la escritura de caracteres visuales en relieve punteado.
♦ Escritura manual del sistema Braille. En 200 años, la escritura en Braille ha evolucionado enormemente. La escritura manual precisa que el usuario marque, uno por uno, los puntos que componen cada carácter y puede efectuarse con Pauta, instrumento compuesto por una base con unos surcos, un bastidor y una rejilla con celdas rectangulares, diseñadas para los seis puntos del signo generador braille. El papel se coloca entre la base y el bastidor y, por último, se coloca la rejilla. En las celdas de esta se van presionando los puntos de cada carácter braille con un punzón. Regleta, de características similares a las de la pauta, de menores dimensiones y más manejable y sencilla de transportar. La base y la rejilla quedan unidas por una bisagra, y entre ellas se coloca el papel.
Atendiendo a las características de la herramienta, la escritura puede ser negativa, efectuándose de derecha a izquierda y en espejo, para, posteriormente voltear el papel y efectuar la lectura de izquierda a derecha; o puede ser positiva, realizándose de izquierda a derecha, es decir, en el mismo sentido de la lectura.
♦Finalmente, la Escritura mecanizada del sistema Braille muestra la mecanización a la hora de escribir. La primera máquina exitosa que permitió incrementar la velocidad de escritura en braille data de 1892 y fue desarrollada por Frank Hall. En 1899, el profesor de alumnos ciegos Oskar Picht desarrolló la primera máquina de escritura braille alemana alimentada por papel. En EE UU, en el año 1951, en la Escuela Perkins para Ciegos, David Abraham presentó el prototipo de la máquina Perkins.
Las máquinas de escribir cuentan con teclados que accionan punzones asociados a cada uno de los puntos del signo generador braille, permitiendo con la pulsación de una o más teclas simultáneamente, la obtención del carácter braille deseado, sin necesidad de marcar cada punto de forma individual.
El braille ha sabido adaptarse y evolucionar, en apenas dos siglos, a un mayor ritmo que la escritura tal y como la conocemos. Actualmente está presente en cualquier aspecto de la vida diaria de una persona ciega: desde el braille en los medicamentos y alimentos, en sus desplazamientos diarios, en su forma de acceder al ocio y la cultura, hasta en su trabajo, gracias a las líneas braille, lectores de pantalla o almacenamientos digitales.