
“Mantener que el 60% de nuestra plantilla sean personas con discapacidad debe ser nuestro mantra”
Así lo afirma la vicepresidenta Patricia Sanz, tras conocerse que el Grupo Social ONCE se sitúa como el tercer mayor empleador global en España
El Grupo Social ONCE ha conseguido convertirse, por primera vez en su historia, en el tercer mayor empleador de España de personas con y sin discapacidad, gracias a su empeño por generar puestos de trabajo como palanca de inclusión, tratando así de buscar y encontrar el talento en todas las personas, sin exclusión.
Para desgranar la magnitud de este hito y mostrar la radiografía actual del empleo dentro del Grupo (y el de personas con discapacidad en el mercado ordinario), desde Así Somos hemos mantenido una distendida charla con la vicepresidenta de Igualdad, Recursos Humanos y Cultura Institucional, e Inclusión Digital, Patricia Sanz Cameo, a la vez que hemos recogido la valoración particular de los responsables de cada una de las tres áreas ejecutivas: ONCE, Fundación ONCE e Ilunion.
En la actualidad la plantilla del Grupo Social ha alcanzado la cifra de 77.000 profesionales con un empleo de calidad, inclusivo, digno, sostenible y bien valorado, logrando una crecimiento de un 7% en empleo en el último año y sumando 5.054 nuevos puestos de trabajo. Además, el 60% de la plantilla son personas con discapacidad, esto es, 45.678 personas tienen un empleo en un mercado laboral donde esta realidad no es nada fácil. A ellas se suman 31.278 personas sin discapacidad. Por otra parte, el 45% son mujeres, es decir, 34.654 mujeres trabajando, de las que más de 17.000 también tienen discapacidad. Y contamos con más de 100 nacionalidades diferentes en plantilla.
Pregunta.- Patricia, ¿qué supone haber alcanzado este status, tanto desde el punto de vista económico como desde el social?
Respuesta.- Supone un hito importantísimo. No tanto el hecho de haberlo conseguido, sino de los años que llevamos construyéndolo, de que la buena situación económica del Grupo Social ONCE en su conjunto nos permita estar con más personas en más negocios y estar en negocios donde no lo estábamos anteriormente.
En el primer caso, como hecho concreto, estamos creciendo de manera muy importante en la plantilla de agentes vendedores y vendedoras, todos con su chaleco, que es algo muy visual, además de todo el cambio de los nuevos quioscos. En cuanto a tener más presencia en sitios donde no llegábamos, contamos con la acción de Ilunion que, por ejemplo, en la economía circular estamos creciendo mucho en presencia y en personas que nos ayudan a desarrollar ese trabajo.
Pero sobre todo tenemos impacto social, ya que estamos más visibles y la sociedad nos reconoce más: si tenemos más plantas de lavanderías, significa que hay más camiones con logotipos de Ilunion circulando por las calles; tenemos más presencia en recepciones y en el ámbito de seguridad y limpieza, y eso también al ir uniformados nos da mucho impacto social en la calle, igual que con más vendedores.
P.- En estos momentos, a grandes rasgos, ¿cuál es la radiografía de la plantilla actual del Grupo Social ONCE y cómo ha sido su evolución pongamos, por ejemplo, en los últimos 10 años?
R.- Creciendo mucho hasta llegar a esos 77.000, y creciendo dos veces. Lo hicimos hasta 2020, decrecimos de manera muy importante con la pandemia y volvimos a crecer después, de hecho, hasta llegar a cifras donde no habíamos llegado antes, que son esas 77.000 personas. Pero, además, hemos crecido en diversidad. La prioridad es la discapacidad y eso es lo que nos mueve y ese 60% debe ser un mantra por mantener, lo cual no está siendo fácil porque, como crecemos mucho en la cifra global, nos cuesta mucho seguir el ritmo en la contratación de personas con discapacidad.
Y ese 45% de mujeres también debe ser un objetivo a mantener y a superar; de hecho, por eso estamos trabajando en poner en marcha acciones que nos permitan tener más presencia femenina, sobre todo de mujeres con discapacidad, en la plantilla del Grupo Social ONCE, porque es donde todavía no estamos suficientemente bien representadas.
Por otra parte, llevamos cuatro años, y nos quedan al menos otros tantos, de un relevo generacional importantísimo y eso está haciendo que haya personas, afortunadamente, que llevan muchos años -seguimos haciendo actos de reconocimiento a personas que llevan 22, 33 y 44 años, además de los 11 que es más habitual-, pero también empieza a haber personas que llegan a esos 11 que han venido de la calle y que no estaban con nosotros. Esa convivencia intergeneracional no es fácil y estamos trabajando en ella porque las expectativas de vida son distintas.
También hay más diversidad cultural, tenemos más de 50 nacionalidades distintas a la española en el área ejecutiva de ONCE y 102 en la de Ilunion. Eso no significa solo que le demos color o que le demos diversidad a la plantilla, significa que hay culturas de origen muy distinta, que tienen su impacto en el ámbito laboral y con las que tenemos que aprender a convivir para que, de verdad, se sientan parte del Grupo Social ONCE, porque eso nos va a permitir llegar también a otro tipo de clientela mucho más diversa. Si trabajamos con personas diversas vamos a llegar de maneras diferentes.
P.- Ahondando en el tema de la igualdad, desde sus diferentes variables, ¿en qué punto podemos decir que está el Grupo Social ONCE y qué aspectos se podrían mejorar o reforzar?
R.- Estamos en un momento de mayor convicción. Empezamos a trabajar en los temas de igualdad hace 16 años en el Grupo, cuando la sociedad por lo que nos reconocía, y por lo que nos reconocíamos dentro, es por trabajar en pro de la discapacidad, pero no habíamos abordado los temas de igualdad. Y después de 16 años creo que sí que podemos decir que estamos en un momento de madurez interna y de tener mucha más presencia externa.
¿Qué nos queda? Empezar a ver más resultados de aquellas acciones por las que llevamos una media de seis años trabajando: alcanzar por fin las 6.700 agentes vendedoras en la calle; estamos en un 32% de presencia femenina en ese colectivo y partíamos de un 29% hace cuatro años; o nos falta tener más presencia, por ejemplo, en el ámbito rural donde hay mucha más sobreprotección familiar hacia las mujeres con discapacidad. En el ámbito de la economía circular exactamente igual. Permite acceder a mujeres con discapacidad que estaban desempleadas y que llevan mucho tiempo buscando empleo y no lo consiguen, a través de ese crecimiento en sectores donde no estábamos.
Todo esto permite que esa acción positiva hacia la contratación femenina no se vea como una amenaza sino que, por fin, hemos conseguido tener a trabajadoras en líneas de negocia donde nos costaba.
Por supuesto, Fundación ONCE también nos está ayudando mucho, ya no sólo con la contratación interna, sino con la contratación externa de mujeres con discapacidad, haciendo esa sensibilización hacia las empresas e incorporando en la plantilla a mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género, que son mujeres que tienen discapacidad y que están en búsqueda activa de empleo, y donde hasta el año pasado el grupo contrataba unas 100 de estas mujeres más o menos al año y este año llevamos 100 contratos solo en el primer semestre.
Pero no lo estamos haciendo nosotros, lo están haciendo también ahí fuera. Todo esto son políticas de igualdad que compartimos con otras empresas, con lo cual no se ven extrañas y nos ayudan a tener más presencia en el Grupo en todas sus líneas de acción.
"Hay personas que llegan a nosotros buscando empleo por el propósito que tenemos"
P.- Mirando un poco hacia afuera, vemos que hay empresas que facturan muchísimo más que el Grupo Social ONCE y, sin embargo, sus niveles de empleo son absolutamente mínimos. ¿Cómo contamos hacia afuera que nosotros, con un nivel de facturación razonablemente importante, pero no muy elevado, tenemos este potencial de empleo?
R.- Lo que les contamos es que para nosotros las personas son el centro de verdad. Si nuestros negocios no son rentables no podemos seguir con ellos, eso lo tenemos claro, pero si no ofrecemos oportunidades laborales a personas que en el mercado ordinario no las suelen tener, no tendríamos esa diferenciación con respecto a nuestros competidores. Hay empresas que nos contratan como proveedores por ser centros especiales de empleo o por tener esa diversidad en nuestra plantilla. Pero, sobre todo internamente, hay personas que llegan a nosotros buscando empleo por el propósito que tenemos y por esa generación de empleo para personas con discapacidad, en primer lugar, y después para otros colectivos en situación vulnerable que están buscando empleo y que vienen, por ejemplo, como consecuencia de la inmigración.
Nosotros sí generamos oportunidades laborales para estas personas, pero no desde una acción de solidaridad, sino de verdad por creer en su potencial como trabajador o como trabajadora, con un apoyo, por supuesto, porque alguien que está sin hogar no llega y empieza a trabajar al 100% desde el primer día y no por nada, sino porque tiene una mochila que viene con él, pero por eso le hemos seleccionado. Ese acompañamiento es lo que ahí fuera suele fallar y es lo que necesita una inversión, que ahí fuera no siempre se está dispuesto a dar. Esa es la diferencia fundamental.
P.- En este sentido, ¿cómo podríamos decir que es la percepción que tiene la sociedad del Grupo Social ONCE en cuanto a oportunidades laborales? ¿Y qué puntos fuertes hacen que un candidato se decida por este trabajo y no por otro?
R.- Es lo que decía antes, el propósito. Hay gente que viene, sobre todo la generación más joven, por lo que hacemos. Le apetece trabajar con nosotros porque cree que puede aportar a hacer mejor lo que hacemos, pero eso hay que regarlo durante su época laboral, porque, de lo contrario, el enamoramiento inicial sabemos todos que después decae. Hay que acompañarlo de esa convivencia intergeneracional de la que hablábamos antes. Ellos vienen con esa pasión de la juventud, no solo juventud con 20 años, juventud con 20, con 30 o con 40 y pocos, y algunos vienen de una etapa laboral anterior.
Se trata de que se queden con nosotros porque, además de ese enamoramiento inicial, les ofrezcamos algo más y diferente respecto a los demás: ya sea el horario, que puedan participar en acciones de voluntariado o de otro tipo, que se sientan parte cuando organizamos un acto y formen parte de ese acto, que más allá de ese trabajo quizá administrativo o técnico, vean que pueden hacer otro tipo de cosas.
P.- Eso lleva también un esfuerzo interno en formación y un trabajo importante en selección, porque, seguramente, no todo el mundo está preparado para incorporarse a este propósito o a esta forma de hacer. ¿Cómo lo trabajamos interna y externamente?
R.- Dicho de manera llana, con mucha paciencia, y dicho de manera más elaborada con mucha resiliencia. Otra de las realidades que nos estamos encontrando todos, no solo el Grupo Social ONCE, es que alguien viene con mucha pasión y tienes que ofrecerle todos esos valores, incluida la formación, pero no solo la que recibe todo el mundo, sino algo individualizado que le haga sentir que eso es para esa persona. Pero pasado un tiempo, que pueden ser tres años, cinco o diez, esa búsqueda de un nuevo propósito existe.
Hay gente que está fenomenal con nosotros, pero que esa motivación le lleva a buscar realidades fuera, igual que a nosotros nos viene gente de Iberdrola, de Telefónica o de donde sea. Con lo cual, la selección es mucho más frecuente y permanente de lo que era antes. Antes alguien empezaba a trabajar con nosotros y con el resto de empresas también, insisto, y se quedaba hasta que se jubilaba. Evolucionaba personalmente con nosotros y eso era lo que nos ayudaba a decir que somos parte de su familia, lo seguimos diciendo, pero tenemos que hacer otro tipo de cosas distintas.
Ahora están un tiempo y se van, y a veces vuelven. Pero tenemos que acostumbrarnos, y estamos en ello, no tenemos conseguido del todo vivir esa rotación como un fracaso. Unas veces será un fracaso, pero otras veces es que forma parte de la realidad. La gente va y viene en función de su interés personal y profesional y el trabajo es una parte más de su vida.
P.- Todas las empresas están ahora en una etapa en la que tienen verdaderas dificultades para encontrar gente que, primero, encaje en el trabajo, pero luego que encaje en el modelo, en la forma de trabajar. Es difícil el capturar y retener el talento. ¿Cómo trabaja el Grupo Social esta parte? ¿Tenemos los mismos problemas que tiene el resto del tejido empresarial?
R.- Tenemos los mismos, aunque ser un grupo grande nos ayuda, porque uno puede empezar a trabajar en ONCE y tener o no una progresión en ONCE, pero la progresión profesional no se acaba ahí, está Ilunion o Fundación ONCE. Por ello, esa idea de grupo es algo que tenemos que contar mucho más, porque es real, porque hay gente que pasa de un área ejecutiva a otra, y a veces supone crecimiento retributivo y profesional, pero a veces lo que supone es mantener esa motivación y ese propósito.
Cada vez nos cuesta más encontrar a personas con discapacidad, por dos cuestiones, porque nosotros estamos creciendo mucho, ya no se trata solo de reponer a quien se jubila o se va, sino de crecer, y si solo en agentes vendedores tenemos a 20.900 personas y en todo el grupo a más de 42.000 personas con discapacidad, estamos hablando de volúmenes muy grandes.
Cada año, por ejemplo, incorporamos a más de 3.000 vendedores, y todos tienen discapacidad, sean hombres o mujeres, para reponer y para crecer. No se trata de salir a buscar a 5, 10 ó 15, se trata de incorporar a miles cada año, todos los años. Y ahí fuera también existe un interés creciente por contratar a personas con discapacidad, que además nosotros fomentamos y acompañamos desde Fundación ONCE, con la intermediación que hace Inserta.
La discapacidad, cada vez más, es sobrevenida, por lo que te encuentras con personas a los 40 y 50 con una discapacidad reciente por un accidente y con una vida ya hecha, con lo cual tú buscas talento nuevo, pero es nuevo porque no ha estado contigo, no porque esté empezando en el mercado laboral. Eso le pone ya en un nivel de exigencia lógico, porque tiene una vida hecha, y nosotros estamos moviéndonos en ese mundo, compitiendo con los demás que buscan también talento con discapacidad.
P.- Y si trasladamos todo esto a las diferentes realidades de las mujeres: con discapacidad, del entorno rural, lamentablemente víctimas de violencia de género, etc. ¿Qué mensaje se debería lanzar desde el Grupo Social ONCE?
R.- Hasta hace un par de años, hemos estado muy empeñados -yo creo que todos, pero como Grupo Social ONCE también- en detectar talento femenino con discapacidad en el ámbito rural, para traérnoslo donde teníamos las vacantes habituales, que suelen ser las ciudades, porque es donde tenemos nuestras sedes, las plantas de lavandería, las plazas para agentes vendedoras en mayor cantidad, las sedes de Inserta, cuando no estaban tanto en el ámbito rural, sino en ciudades, grandes y pequeñas, pero en ciudades.
Hemos evolucionado desde esa frustración de no conseguirlo hacia ser nosotros quienes vayamos al ámbito rural, con el modelo empresarial que nos permita estar allí, una vez más, para que de verdad sea compatible la rentabilidad económica con la social, porque si hacemos el esfuerzo, pero no nos salen los números, a los tres años cerraremos la persiana. Por eso estamos incidiendo en que haya más agentes vendedoras en el ámbito rural, porque es donde están y desde donde no salen. Si tú no vas, ellas no vienen aquí para encontrar o buscar un empleo. Entre otras cosas, porque la vida está muy cara, de verdad, salir de tu casa supone tener unos gastos adicionales fijos, llámese alquiler, llámese lo que se llame, donde no está siendo fácil, y se supone que encontrar un trabajo tiene que permitirte tener más ingresos, no solo quedarme y empatar con lo que ingreso y con lo que gasto.
Con las agentes vendedoras poquito a poco lo vamos consiguiendo y también lo estamos haciendo a través de Ilunion, con un proyecto que se llama Raíces, donde ya desde hace tiempo, pero ahora más, estamos generando empleo para mujeres, principalmente, y para mujeres con discapacidad, especialmente, en poblaciones de no más de 10.000 habitantes.
También Inserta al tener profesionales itinerantes está llegando a poblaciones más pequeñitas y rurales, que es donde están las mujeres con discapacidad que no están dispuestas a salir o que no tienen el apoyo familiar para salir. Encontrar empleo a una mediana edad, con una discapacidad reciente, no está siendo fácil. El discurso social lo tenemos muy construido todos, y el de dar oportunidades a talento senior también, pero en la práctica, a las mujeres con discapacidad de 50 no se les abren las puertas laborales tan fácilmente. Y tienen la misma capacidad que tenían diez meses antes de tener su accidente de tráfico o su accidente de lo que sea, pero lo que se ve es la discapacidad, no la capacidad laboral que traen con ellas.
Compromiso y empatía
P.- A la hora de seleccionar a los candidatos, aparte de cumplir los requisitos formativos exigidos, ¿pesan más algunos valores o condiciones -por supuesto la discapacidad-, como puede ser la edad, o que sea mujer en lugar de hombre...?
R.- Que sea mujer en lugar de hombre se valora si aquel puesto para el que se está haciendo la selección, en esa área, departamento, unidad de negocio, tiene una presencia menor el hombre que la mujer, eso es una acción positiva. Pero valoramos sobre todo dos cosas: compromiso, porque si ya de entrada tú en la entrevista detectas, y te puedes equivocar, que es un paso más en su carrera laboral, y que no viene porque le atrae, lo que sea, eso es algo que se analiza, ¿por qué?, porque muchas de las personas que se incorporan en la realización de su trabajo tienen que estar en contacto con personas, y eso se transmite, si es un trabajo más, y tú eres técnico de rehabilitación en la ONCE, o instructor de Tiflotecnología o estás en la recepción de un hotel en Ilunion, o en el programa de mujeres víctimas de violencia de género con discapacidad de Inserta, si es un paso más para hacer currículum, eso lo transmites, y lo haces a una población muy vulnerable, que está siendo atendida porque tiene una ceguera sobrevenida, porque es víctima de violencia de género, por lo que sea.
Por otra parte, la empatía que sea capaz de generar en la persona a la que atiende, por ejemplo, esa convivencia generacional no se da solo en la plantilla, nos encontramos, si hablamos del área ejecutiva ONCE, con una población afiliada donde más del 50% los 65 años los cumplió hace un tiempo, y son las personas a las que atendemos, ayudamos a manejar el bastón por la calle, a utilizar el ordenador, a lo que sea, y los técnicos tienen ahora, como media, 40 años menos. Es importantísimo generar esa empatía y esa seguridad de que quien te está enseñando, aunque pudiera ser tu nieta o tu nieto, te está enseñando bien para que tú, como persona ciega, recuperes la autonomía que tenías antes.
En el caso de Ilunion o de Fundación, exactamente igual, porque la atención se produce, además de que nosotros lo hagamos con el propósito de generar empleo en ámbitos rurales, pero tiene que generar esa seguridad y esa calidad que buscamos todos, cuando llamamos nos olvidamos de la marca que hay al otro lado, y solemos llamar protestando porque tenemos algún problema, da igual el servicio. Por eso, tienen que ser personas que con ese compromiso y esa empatía nos permita dar un buen servicio.
P.- Ya mirando hacia adelante, si hemos cambiado en los diez años anteriores no sabemos muy bien cómo mirar hacia los diez próximos, ¿cómo trabajamos ese futuro? ¿Hacia dónde evolucionamos, sobre todo en empleo?
R.- Hay que ir de la mano con la evolución de la sociedad. Tenemos productos que son nuestra esencia, como el juego social, que tiene que evolucionar, no me meto en la parte comercial, que ni sé ni entiendo, pero en cuanto a la imagen asociada a ese juego, a las personas que lo comercializan, tenemos que evolucionar con la sociedad y tenemos que ser capaces de transmitir esa imagen, sin perder nuestra esencia, pero de siglo XXI. Tendremos que ser capaces de sumarnos más, que ya lo hacemos, al uso de la tecnología, pero acompañado de ese mensaje de que, de verdad, necesitamos que se diseñe pensando en todas las personas, porque, si no, va a haber puestos de trabajo que peligren, no porque no tengamos gente formada con discapacidad para ocuparlos, sino porque las herramientas o plataformas que tengan que utilizar no sean accesibles. Tenemos que ser capaces de ir más rápido que el avance tecnológico y eso es difícil, estar al pie del cañón con quien lo diseña, junto a las empresas que están en el momento de elegir qué plataforma implanto para gestionar mis recursos humanos, para que sean accesibles y no sólo por el impacto social, sino porque eso se va a traducir en generación de puestos de trabajo para personas con discapacidad.
Por ejemplo, con el teletrabajo para una persona que se mueve en silla de ruedas o a una persona ciega te puedes imaginar si puede trabajar desde casa y no tener que sortear todas las barreras reales que se encuentra en la calle. Pero tiene una doble vertiente, y es que si dejamos de estar en las oficinas, las personas con discapacidad dejamos de ser visibles, porque si no estás, ni convives con el entorno laboral, ni generas esa normalización que generas en tu entorno, ni te tomas un café a media mañana con el resto de la plantilla, desapareces de la foto y desapareces de la imagen. Entonces, ¿computas en el 2%? Sí. Pero ¿estás tú formando parte de la plantilla? Yo creo que sí es teletrabajo 100%, pero es una realidad con la que tenemos que trabajar.
Y con relación a la IA, lo mismo. No nos da igual cómo se utilice porque puede ser muy excluyente, por quien la diseña y, sobre todo, quien lo alimenta, que son personas. Está claro que, en nuestros procesos de selección, la palabra discapacidad, ese algoritmo maravilloso que maneja la IA, aporta, pero claro, si en el resto de la ciudadanía, que es el porcentaje mayoritario, tiene sesgo negativo, estamos fuera, sobre todo las personas con discapacidad, o con otro tipo de diversidad también.
P.- Si dentro del Grupo la prioridad es la contratación de personas con discapacidad, ¿cuál es la realidad en las empresas que están al otro lado?
R.- Tenemos la suerte de que hay muchas que van de la mano de Fundación ONCE, con la intermediación de Inserta, y lo que le piden, además de que les encuentren candidatos, es que les ayuden a que esa inserción sea positiva, que tengan los medios de apoyo que necesitan, que les ayuden a sensibilizar al resto de la plantilla, que les hablen de lo que supone tener discapacidad.
Pero quien sale al mercado ordinario a buscar personas con discapacidad, pues no siempre sale bien, pero por desconocimiento, no por otra cuestión. Las grandes empresas lo tienen bastante bien trabajado, y lo que podemos hacer es sumarnos y ayudarlos. Nos falta entrar en las pequeñitas y en las medianas, que son el 98% del tejido de este país.
P.- Y ya, por cerrar, ¿cómo trasladamos a la ciudadanía la importancia de que en España exista un Grupo Social que abarca y trabaja en todos los aspectos mencionados?
R.- Haciendo cosas muy nuestras y contándolas fuera, que creo que eso lo hacemos muy bien cuando organizamos una semana del Grupo Social ONCE, Santa Lucía, unos Premios Solidarios, el ‘Gracias por dar lo mejor de ti’ por esos años de antigüedad..., pero también formando parte de iniciativas que hagan otros, y resaltando el impacto de la discapacidad.
En definitiva, incorporándonos a otros discursos, porque formamos parte de otros colectivos. Tener una discapacidad no te exime de pertenecer a la comunidad gitana y ser mujer, o de ser un inmigrante con discapacidad, la traigas o no reconocida, o de pertenecer a cualquier colectivo, o sin pertenecer a un colectivo, que te haga ser una persona sin hogar. Puedes tener una discapacidad, pero lo que en tu momento más te apremia es para lo que solicitas esa ayuda.
Entonces, yo creo que, si formamos más parte también de cosas externas, o hacemos nosotros cosas en las que mezclemos temas no solo de discapacidad, vamos a atraer a otros públicos.